La evolución de la tecnología avanza tan rápido que es casi imposible seguirle el paso. ¿Te imaginas que exista un robot creado por la Inteligencia Artificial (IA) que sea semejante a ti? Es decir, que tenga tu misma voz, tu mismo cuerpo e imite algunos de tus movimientos. Pero que además, sea programado y controlado sin tu consentimiento.
Esto ya es una realidad: pueden usar tu identidad en un robot sexual. Si bien, es un tema que siempre se habla desde el futurismo, la realidad es que este tipo de tecnologías ya están siendo utilizadas y están ejerciendo violencia de género en las mujeres.
La activista feminista Olimpia Coral Melo, creadora de la Ley Olimpia que castiga la violencia digital en México, denunció recientemente cómo el sexo con robots en el mundo de la IA, está directamente relacionado con la cultura de la violación contra las mujeres, además promueve la objetivación contra los cuerpos femeninos.
“El sexo con robots es una forma de reproducción que es democrática (...) no es porque tenga un problema con el sexo, sino con la representación, con la subordinación, como lo dice la pedagogía patriarcal del placer, que es justamente la relación del sexo que tieneuna programación de algoritmos patriarcales”, explica Coral Melo en entrevista con La Cadera de Eva.
El algoritmo patriarcal —explica Coral — es la reproducción de los mismos sesgos de género y de sexo que prevalecen en la cultura en la que las mujeres siendo instrumentos y objetos sexuales.
“Una industria que otra vez nos condiciona a objetos sexuales, e identidades de nosotras, para poder crear otra vez, funcionar otra vez nuestros cuerpos, nuestra humanidad, a solamente un objeto”, dice Coral.
En su texto "Sexo con robots: la automatización de la violación” narra cómo un hombre llamado Deniel uso su voz, su cara, su cuerpo, que grabó sin su consentimiento, para crear un robot sexual programado con IA. “En empresas (que generan estos robots) se construye una nueva forma para tenernos, violarnos y poseernos, sin necesidad siquiera de tocarnos físicamente”, dice Olimpia.
Aunque esta historia está por ahora en su imaginación, no puede quedarse en un pensamiento de ciencia ficción, pues este es el escenario que se avecina cuando los robots sexuales cobren auge.
“En mi historia de 2013 sí se difundieron mis fotos íntimas y mi vídeo sexual en Puebla, México, pero en este presente y futuro podría ser cualquier imagen o representación de nosotras y nosotros —manipulada en Inteligencia Artificial— y difundida o producida también sin ninguna oportunidad de defensa”, señala la activista, quien está elaborando una tesis sobre el algoritmo patriarcal de la IA.
El sexo con robots y la deshumanización de las mujeres
A través de la página Happy Sex Doll, cualquier persona que pague podría obtener un robot sexual. ¿Cómo lo harían? Entrarían en la plataforma y subirían todo el material que tengan de la persona y la empresa con su programación robotiza la figura con los datos que le dieron.
Olimpia aclara que no esta en contra del sexo, ni considera que el problema es el sexo con robots sino que el tema va mucho más allá. El problema radica en la representación de las mujeres y en que son percibidas como un objeto sexual en la que hay una deshumanización de las mujeres.
Por ejemplo, en su texto “Sexo con robots: la automatización de la violación”, resalta que la figura robotizada podría tener la misma cara, ojos, nariz y facciones, pero modificarían su cuerpo colocando “senos más grandes, labios carnosos, sin rastro de vello, y con un color de piel más blanco, infantilizada, pero, al mismo tiempo, mantuvo mi color de pelo”.
El asunto no queda en la creación del robot, sino que trasciende en que hay todo un mercado de explotación sexual digital con figuras digitales sexuales. Olimpia Coral explica que las personas que tienen acceso a estas tecnologías fácilmente podrían realizar videos con el robot sexual y dicho material lo podría distribuir a los más de 2 millones de mercados de explotación sexual que existen en América.
Robots promueve la objetificación y deshumanización de las mujeres
A la visibilización del tema se suma el comunicado que el Consejo General de la Psicología de España realizó cuando se sacó al mercado el nuevo robot, denominado Roxxxy, que tiene la apariencia femenina y que, a consideración del consejo, vulnera los derechos de todas las personas, pero principalmente el de las mujeres.
En dicho comunicado señalan que la comercialización de este robot cosifica a la mujer, además, “legitima y normaliza la violencia contra las mujeres, incluida la violación”, se lee en el texto.
El robot Roxxxy fue presentado en 2010 y mide 1.73 de altura; pesa 54 kilos, posee órganos sexuales artificiales y un esqueleto articulado con figura femenina que se mueve como el ser humano, pero no camina.
Olimpia Coral resalta que estos robots programados con algoritmos que utilizan la identidad real de las personas promueven la comercialización y la aprobación la violación porque hay un robot que está automatizado para la aprobación de la violación.
“Estos robots programados para crear violaciones, pedofilias, y otras situaciones de violación patrialcal.Tienen una desigualdad de poder”, señala la activista mexicana.
El sexo con robot es un fenómeno en crecimiento. El conocido futurólogo Ian Pearson ha dicho en distintos medios de comunicación que prevé que para el 2035 la mayoría de los humanos tendrán juguetes sexuales con el que se interactuará en realidad virtual con ellos. Mientras que a partir del 2025, muchos de los hogares más ricos del mundo contarán con un robot sexual. Además, explica que para el 2050, el 50% de las personas preferirán tener una relación con robots.
La pocas y casi nulas opciones para denunciar
Coral Melo relata que es importante reconocer la violencia digital porque al llamarse así se responsabiliza a las empresas digitales que proveen estos servicios.
La activista se imagina la respuesta que recibiría por parte de la empresa en la que ellos no se harían responsables porque físicamente no se trataba de ella sino de un robot sexual.
Sabemos que este tema es complejo y se trata de justificar que la violencia digital no es violencia y no por lo tanto no puede tener consecuencias en las víctimas, sin embargo, como la misma Olimpia ha demostrado “lo virtual es real”.
Es por eso que La Cadera de Eva realizó esta guía detallada para que pueda realizar una denuncia por violencia digital a través de la plataforma "Denuncia digital".